PREFACIO
Me acabo de dar cuenta de que hoy es 8 de octubre, y nadie habla del Che Guevara, ni de la Toma de Pando. Yo tampoco.
EL 9 DE JULIO DEL '73
El ómnibus se detiene en 18 de Julio y Río Negro y veo el pequeño monolito erigido para colocar la placa recordatoria de la manifestación del 9 de Julio de 1973 a las cinco de la tarde. Alguien escribió en él "Salto es manya", luego la gente de la CUF pegó sobre el grafitti una tira que dice "9393 CUF-FA Germán Vive". Todo es mentira. Mientras esperamos la luz verde recuerdo ese día y saco mi libreta y escribo:
de un momento a otro
la calle se llenó de gente
la gente se llenó de palos
los palos se llenaron de sangre
la sangre se llenó de calle
de un momento a otro
chorros de agua fría
gases lacrimógenos
caballos, caballos, caballos
correr, correr, correr...
UN CANTOR ORIENTAL
A la parada siguiente sube un señor japonés, canoso, unos 60 años, con guitarra en la mano y arnés con armónica en el pecho (con pelmiso - adelante - quielo agladecel a señol gualda y señol chofel amabilidad de pelmitilme cantal -dice), comienza a rasgar aleatoriamente la guitarra y a desafinar una triste y dolorosa letanía que hace callar todas las conversaciones en el ómnibus. Lo escuchamos con respeto, su lamento duele por su forma pero también porque uno se imagina que ha de estar contando una historia terrible. Tal vez, él también se da cuenta de que su interpretación tiene una carga dramática demasiado alta, entonces, para cambiar el tono, anuncia: "Y ahola voy a tocal una milonga con la almónica", y comienza a tocar algo que sí, es música, pero no se parece en nada a una milonga, al menos a las que se conocen aquí. No hay aplausos, la gente está paralizada. Es todo muy raro, parece una escena de Dodeskaden de Kurosawa. El hombre recorre el ómnibus, recoge unas pocas monedas, agradece inclinándose, saluda y se baja. Ya está ya pasó, el chofer vuelve a subir la radio y Ricardo Montaner nos devuelve a la realidad. Gracias.