(y a mi no me importa mucho que digamos)
jueves, 10 de septiembre de 2009
HOGAR, TRISTE HOGAR
Bueno, hoy tocó crítica televisiva, pero no me hagan mucho caso, yo no sé nada de estas cosas de la comunicación audiovisual, hablo porque el aire es gratis y de atrevido que soy, no más. A ver si sale...
Hay veces en que uno hace cosas sin darse cuenta. Eso tiene un nombre en la psicología, pero ahora no me acuerdo y no tengo ganas de andar buscando. Hablo de cuando uno hace una cosa “porque sí”, y después alguien le dice: “Ah... vos hiciste eso porque tal cosa y tal otra”, y ahí recién uno se da cuenta de por qué le puso “Leo” a ese perro que más bien parece una rata grandota (¿me explico?).
Yo creo que esta decisión de Canal 10 de pasar viejas comedias cinematográficas argentinas todas las tardes, fue por una asociación inconsciente de esas, un afloramiento del subconsciente del inconsciente que está encargado de la programación (si, ya sé, esto está escrito muy raro, pero déjelo así; igual se entiende ¿no?).
A ver: ¿y por qué digo ésto?. Bueno, primero le explico que yo había tenido la suerte de olvidarme de todas esas películas de Palito Ortega y Luis Sandrini y Libertad Lamarque que tuve la desgracia de ver en mi infancia. Pero entonces, por pura curiosidad (o de masoquista anónimo, vaya uno a saber), ayer me dió por ponerme a ver una de Palito Ortega y Evangelina Salazar, en la que hacían de novios, y entonces se me pusieron los pelos de punta.
Pero no crea que los pelos se me pusieron de punta por lo espantosa que era la película, no, eso era de esperarse. Se me pararon los pelos porque me dí cuenta de dónde venía el dejà vú que me producía “Hogar dulce hogar”, la comedia nacional que perpetra Canal 10 todos los viernes a la noche...
Sé que hay mucha gente a la que le dolerá mucho esta comparación, sé que habrá otra que hasta se indignará conmigo. A esas gentes les pido que antes de insultarme, hagan de tripas corazón, tomen valor, y miren al menos unos minutos de una película de Palito Ortega de estas dirigidas por Enrique Carreras de las que hablo, y luego la comparen con el pergreño de Canal 10.
Encontrarán entonces que hay una sólida unidad estilística, dramática y argumental entre esas películas y esta comedia. Las mismas entonaciones, las mismas posturas, los mismos gestos, los mismos enfoques de cámara, las mismas escenografías, los mismos (*) personajes... ¡hasta los mismos (**) chistes! ¡Caramba! Hacer humor uruguayo no consiste en cambiar las palabras “River” por “Nacional” y “Boca” por “Peñarol”, o decir “18 de Julio” en lugar de “Corrientes”.
En nuestro país había una larga tradición de humor televisivo de calidad, empezando por Telecataplum y terminando por Telecataplum, pasando por Coliseo Colifato o Jaujarana, y hasta por el mismísimo Roberto Barry, que llegó a hacer cosas muy dignas y muy buenas en televisión.
Sin embargo, desde su mismo título, “Hogar dulce hogar” es un gigantesco lugar común, una antología del mal gusto y del humor ramplón, vulgar y silvestre que las malas comedias rioplatenses vienen repitiendo hasta el hartazgo desde hace décadas. Una lástima, una verdadera lástima.
Por eso pienso que ésto de la "matinée degradée" fue un acto fallido de Canal 10, porque si alguien con un poco de cabeza se hubiera puesto a pensar; o hubieran seguido con las seriales para que los televidentes no pudieran comparar una cosa con la otra; o hubieran hecho una comedia como la gente y no ese refrito de películas argentinas viejas que es “Hogar dulce hogar”. Bueno, si, es verdad, yo como que le estoy pidiendo peras al olmo, porque si en la televisión descubren a “alguien con un poco de cabeza”, lo echan.
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(*) Espero que se entienda que en estos casos uso la expresión “los mismos” en forma retórica, queriendo significar que son muy similares, o tienen un estilo muy parecido.
(**) Espero que se entienda que en éste caso, cuando digo “los mismos chistes”, estoy diciendo exactamente eso.