Hace unos años, la Intendencia Montevideana construyó una plaza en homenaje a Araújo en la esquina de las calles Máximo Gómez y Vaz Ferreira (en Aires Puros, su barrio natal), y en lugar de mandar a hacer una placa nueva, no tuvo mejor idea que sacar la placa de marras de su lugar, e instalarla en la nueva plaza. Cuanto duró, no sé, pero pasó lo que era evidente que iba a pasar: ¡se la robaron!
Fue así que ahora, en lugar de tener una cosa bien, tenemos dos mal. En 18 de Julio y 8 de Octubre hay un árbol que nadie sabe que fue plantado en homenaje a Araújo (y el que por cierto nadie cuida), y en Máximo Gómez y Vaz Ferreira un monolito sin placa. ¿Vió como es verdad que a nadie le importa nada...