(y a mi no me importa mucho que digamos)

miércoles, 21 de julio de 2010

LA PATERNIDAD

"La paternidad en sí misma no proporciona una sabiduría que merezca la pena impartir.
(...)
El punto de vista de un padre sobre lo que está bien o mal en su hijo, probablemente sea incluso menos acertado que el del vecino de la puerta de al lado, que sigue la vida del chico por una rendija de la cortina. A mí, claro está, me gustaría hablarle de cómo hay que vivir y desenvolverse gracias a todo tipo de fórmulas de compromiso, decirle lo mismo que me digo: que en realidad, nada "encaja" perfectamente, que los errores son inevitables y es preciso olvidar las cosas malas. Pero durante nuestras breves conversaciones parece que sólo soy capaz de hablar indirectamente, frívolamente, antes de batirme en retirada, por temor a equivocarme, a complicar las cosas o a discutir con él, y ser su terapeuta en lugar de, simplemente, su padre.
(...)
Así pues, lo peor de ser padre es mi sino: ser adulto. No hablo el lenguaje adecuado; no me enfrento a los mismos temores y contingencias y oportunidades perdidas; mi sino es saber muchas cosas y, sin embargo, tener que estar parado, como un farol con la luz encendida, esperando que mi hijo vea el resplandor y se decida a acercarse al calor y la luz que le ofrece calladamente"

Frank Bascombe, protagonista de la novela de Richard Ford "El Día de la Independencia"