Antes de la dictadura, mucha gente tenía la costumbre de embanderar sus casas los días de fiesta patria (18 de Julio, 25 de Agosto, etcétera), y lo hacía con orgullo porque eso estaba bien visto.
Luego, los milicos se apropiaron de la bandera y nos empacharon con ella hasta el hartazgo. Construyeron ese monumento al estilo nazi en una plaza a la que llamaron "Plaza de los Caídos en la lucha por la democracia", cuando en realidad se referían a los integrantes del Escuadrón de la Muerte.
Luego, durante décadas, se reunieron allí para honrar a sus terroristas de Estado.
Entonces fue que el pueblo comenzó a ondear y a flamear a la pobre y desprestigiada bandera uruguaya sólo cuando jugaba la selección de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
El pueblo le encontró un lugar para anidar a la pobrecita bandera uruguaya, y no fue el de las fechas patrias, sino el del fútbol, que al fin de cuentas, es un lugar más cercano al corazón de la gente que esos putativos 18 de Julio y 25 de Agosto de los traidores de Artigas.