Pero si alguien se toma el trabajo de ir hasta la parada del 180 y el D8 que está en la acera Este de la esquina de la Avenida José Pedro Varela y José Bonaparte, ahí frente a los fondos de la ex casa de gobierno, podrá comprobar que los humildes uruguayos le matamos el punto a los orgullosos europeos, pues aquí (¡otra que en las banquinas!) plantamos hasta en las bocas de tormenta. Porque eso verde que se ve en la foto es una hermosa mazorca de maíz.
Pero además, en lugar de gastar un bien cada vez más escaso, un recurso no renovable como es la tierra que ya viene hecha, los uruguayos formamos tierra nueva juntando hojas caídas, caca de perro, polvo enamorado, arena que la vida se llevó, papeles, y otras porquerías que trae el viento, y que si no se juntaran en las bocas de tormenta tapadas terminarían llenando nuestros basureros o ensuciando nuestro diáfano Río de la Plata.
Y por si todo esto fuera poco, ha de hacerse notar que también nos ahorramos el sueldo del barrendero...
Así que de ahora en adelante no me vengan más con esas cosas de las cuestiones. ¿Tá? Como el Uruguay no hay, y como Montevideo, menos.