(y a mi no me importa mucho que digamos)

sábado, 2 de enero de 2010

SUEÑA ROBLEDO

Dice Robledo: "Yo, cuando cumpla los 65 me jubilo de cabeza, no espero un día más... ¡mirá si voy a seguir trabajando por gusto!" Cuando le recuerdo que se podría jubilar hoy mismo, pues tiene 62 años de edad y 46 de trabajo, me contesta: "Sí, pero yo quiero jubilarme bien, tres años más pasan rápido y además, mirá: estoy enterito (y me da su mejor perfil mientras mete la panza para adentro), porque yo hago vida sana, botija".

Luego de que se jubile, Robledo piensa subirse al auto e ir a pescar a todos los arroyos y lagunas que cubren nuestra llanura levemente ondulada. "Ah... -me dice- no sabés qué divino... al lado del arroyo, sin que te moleste nadie, hoy te vas a un lado y mañana te vas a otro, sin obligación con nadie... armás la carpa, prendés el fueguito... una maravilla".

"¿Así que te gusta pescar -le pregunto- vas muy seguido?"-agrego. Y Robledo me dice: "Si, me encanta, pero hace años que no voy a ningún lado porque la licencia siempre la pido para pagar deudas y al final termino quedándome en casa. Antes, cuando tenía cable, sacaba la licencia en julio o agosto para achicar el invierno y me pasaba mirando televisión. ¡Cada paliza de tele me daba! Me miraba todo... ahora voy a ver si salgo en verano y aprovecho para colocar el aire acondicionado ¿Te dije que voy a comprar un aire acondicionado? Si, te dije, un esplí me voy a comprar, de esos que tienen como una banderola y lo manejás a control remoto."

Dice Robledo que cuando se jubile, con el premio retiro se va a comprar un equipo completo de pesca, porque el que tenía lo perdió hace tiempo en alguno de sus 3 divorcios. "Quiero un reel, pero de los de antes, un Pen me voy a comprar", me anuncia. Cuando le hago notar que para pescar en arroyos le va a venir mejor una caña común y corriente, Robledo replica sobrador: "¡Qué sabrás vos! Vos porque nunca pescaste en el Río Uruguay, o en el lago de Rincón del Bonete, o en la laguna Merín. Eso es como si fuera el mar, hay lugares que mirás y no ves el otro lado, una maravilla, mirá, una maravilla. Ahora cuando instale el aire acondicionado me voy a comprar un mapa y voy a empezar a marcar los lugares que voy a recorrer cuando me jubile. Tiro las cañas y una parrilla para la valija del auto y arranco."

"¿Con tu mujer y tu hijo también?", le pregunto, convencido de que en toda esa planificación se está olvidando de algo muy importante. Entonces Robledo se manda un volantazo y comenta a viva voz: "¿Viste lo que hizo ese anormal? ¿No te digo que acá maneja cualquiera? ¿Pero viste lo que hizo? (me insiste, pero yo no le digo nada porque no vi nada, porque en realidad no pasó nada; entonces lo mira al borracho que está sentado al lado de la puerta y le sigue explicando a él la "barbaridad" que hizo el automovilista que él casi se lleva por delante cuando le deshice de golpe su sueño de pescador libre y solitario).