(y a mi no me importa mucho que digamos)

jueves, 31 de diciembre de 2009

BOLETOS Y LAPICERAS

En Montevideo hay aedos, aedos, aedos
que sin bombos ni platillos, platillos, platillos
van vendiendo boletillos, finillos, pequeñillos
con letrillas mal impresas en redonda con puntillo

Viajan en vehículos ruidosos, ruinosos
y a veces se hacen los osos, obtusos, ociosos
y te toman de la mano, obsesos, babosos
cuando les das las monedas o te entregan el boleto

Tienen ilusiones compartidas partidas paridas
pesadillas adheridas heridas queridas
sueñan que pasás al fondo, tan hondo
sin que él tenga que pedirlo todo el día

No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles
sólo que pases al fondo, tan hondo
y que bajes por atrás y que pases de costado
apretado, empujado, comprimido y estibado

Hablan de la hora hasta cansarse, cansarse, cansarse
sin tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban
su manía su locura su neurosis obsesiva.

Andan por las calles los poetas poetas poetas
como si fueran cometas, cometas, cometas
en un ómnibus cansino, con motor casi fundido
impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.

En Montevideo hay lapiceras
desangradas en boletos, boletos, boletos
de poemas retorciéndose confusos, confusos, confusos
en delgaditos boletos como alcohólicos reclusos.

Andan por las calles escribiendo y viendo y viendo
lo que ven lo van diciendo y siendo y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
van contando lo que ven, y lo que no, lo fantasean.

Miran para el cielo los poetas, poetas, poetas
como si fueran saetas, saetas, saetas
arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo
hiciera regresar para clavarlas en Montevideo

Ahora me doy cuenta de que habrá gente que no conozca la canción que parafrasea esto que yo escribí. Aquí va pues la letra de la canción en serio:

BIROMES Y SERVILLETAS
Leo Masliah

En Montevideo hay poetas, poetas, poetas
que sin bombos ni trompetas, trompetas, trompetas
van saliendo de recónditos altillos, altillos, altillos
de paredes de silencios de redonda con puntillo.

Salen de agujeros mal tapados, tapados, tapados
y proyectos no alcanzados cansados, cansados
que regresan en fantasmas de colores, colores, colores
a pintarte las ojeras y pedirte que no llores.

Tienen ilusiones compartidas partidas, partidas
pesadillas adheridas heridas, heridas
cañerías de palabras confundidas fundidas, fundidas
a su triste paso lento por las calles y avenidas.

No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles
solo pasan a papeles, papeles, papeles,
experiencias totalmente personales, zonales, zonales
elementos muy parciales que juntados no son tales.

Hablan de la aurora hasta cansarse, cansarse, cansarse
sin tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban
su mana su locura su neurosis obsesiva.

Andan por las calles los poetas, poetas, poetas
como si fueran cometas, cometas, cometas
en un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido
impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.

En Montevideo hay biromes, biromes, biromes
desangradas en renglones, renglones, renglones
de palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas
en delgadas servilletas como alcohólicas reclusas.

Andan por las calles escribiendo y viendo y viendo
lo que ven lo van diciendo y siendo y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
van contando lo que ven, y lo que no, lo fantasean.

Miran para el cielo los poetas, poetas, poetas
como si fueran saetas, saetas, saetas
arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo
hiciera regresar para clavarlas en Montevideo

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(Si, hoy tampoco tenía ganas de escribir algo)