(y a mi no me importa mucho que digamos)
lunes, 9 de noviembre de 2009
EL CUIDACOCHES DE LA CALLE PARAGUAY
Al finalizar su jornada, el cuidacoches de la calle Paraguay toma todos los días el 188 para irse a su casa. Sube en la Plaza Cagancha y deposita en la mano del guarda nueve monedas de a peso calientes y pringosas de la grasa que rezuma la suya. El cuidadoches de la calle Paraguay tiene menos de 20 años y huele a mugre rancia y a orina. Porque cuando tiene ganas de orinar, el cuidacoches de la calle Paraguay debe orinarse encima, y cuando tiene ganas de otra cosa, el cuidacoches de la calle Paraguay se mete dentro de un contenedor de basura. El cuidacoches de la calle Paraguay también tiene olor a vino. El cuidacoches de la calle Paraguay se toma el ómnibus cuando sale de trabajar, como cualquier bancario se toma el ómnibus, sube en la Plaza Cagancha, satisfecho del deber cumplido, y se baja en Cerrito y Bartolomé Mitre. A peso por cuadra, vuelve a su casa en ómnibus el cuidadoches de la calle Paraguay.