(y a mi no me importa mucho que digamos)

lunes, 19 de octubre de 2009

UNA NOCHE EN EL TEATRO

Ayer fuimos al Teatro Solís. Hacía mucho tiempo que no iba al Teatro Solís. Las entradas se agotaron pero la sala no se llenó. Había un montón de plateas vacías, sin embargo lo mejor que pudimos conseguir fue la segunda fila de un palco alto. ¿Hay gente que compra la entrada por colaborar no más? ¿El sistema de venta UTS tiene fallas que todavía no se han detectado? ¿Se dejan butacas vacías por gusto? ¿Nadie se da cuenta? ¿O es que a nadie le importa?

En el boleto decía que no se permitiría la entrada a la sala luego de comenzada la función. La función comenzó diez minutos más tarde porque seguía entrando gente. Más aún, la función comenzó y aún seguía entrando gente y la acomodaban con unas linternitas muy discretas mientras las brujas le decían a Macbeth y a Banquo lo bien que le iban a ir las cosas.

¿Por qué ponen en los boletos que no se permitirá la entrada a la sala luego de comenzada la función, si se permite entrar a la sala luego de comenzada la funcion? Si mentir es algo malo en el ámbito individual, también debería serlo en el institucional. ¿Por qué me miente Gerardo Grieco?

Que se demore el inicio de la función porque la gente llega tarde y que se permita el ingreso de espectadores luego de comenzada la función, no es un acto de tolerancia con los demorones, sino una falta de respeto para con los actores y los espectadores que llegaron en hora.

En fin, cuando Andrea Davidowicz le daba manija a su marido para que limpiara a Delfi Galbiatti, le sonó el celular, pero no atendió. Cuando Macbeth tiró al suelo a un mensajero que le traía una mala noticia, hubo gente que se rió, y a mi me parece que fue por ir demasiado al Teatro de Verano a ver parodistas (también se rieron de algunos berrinches de Lady Macbeth), porque no creo que Shakespeare haya querido hacer reir en esas partes. Capaz que el director tiene que ajustar eso, digo, para que los amantes del Carnaval no se confundan, me parece.

Pero bueno, en fin, a pesar de los pesares (de estos y de otros que no contaré porque para qué aguar la fiesta), estuvo muy lindo y valió la pena ir, y la puesta en escena está muy buena, y el Teatro Solís está precioso, y bienvenido el teatro a ochenta pesos todas las localidades. Vayan