(y a mi no me importa mucho que digamos)

jueves, 15 de octubre de 2009

INTERIORES Y EXTERIORES

INTERIORES

Anoche terminé "America America" de Ethan Canin, y no pude menos que coincidir con John Updike en que es un gran libro de un gran escritor. En él, al igual que en el libro anterior que leí (El Corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers) hay muchas reflexiones sobre la relación entre padres e hijos. Dice Canin, por ejemplo (traduzco): "No solamente están nuestros padres enterrados cripticamente dentro de cada uno de nosotros, sino que nosotros estamos del mismo modo enterrados cripticamente dentro de cada uno de ellos, y debemos mirar en ambas direcciones para ver los secretos de nuestros hijos y de nosotros mismos." Un poco críptico, tal vez, pero bueno, no deja de ser verdad si se lo piensa bien.

En otra parte del libro, el personaje de Canin cuenta que recién pudo comprender a sus padres cuando él mismo fue padre. ¿Tendré yo que esperar a que mis hijos tengan hijos para que me comprendan? ¿Cambiará la percepción que mis hijos tienen de mi cuando ellos tengan hijos? No lo sé, y tampoco creo que las cosas sean tan así siempre. Yo comencé a comprender a mi padre recién luego de su muerte y unos treinta años después de haber tenido mi primera hija. A mi madre -en cambio- la comprendí en vida y aún antes de ser padre.

EXTERIORES

En fin, volviendo a Carson McCullers, diré que me gustaría leer de nuevo El Corazón es un Cazador Solitario pero en inglés, porque sospecho que la traducción que leí no es muy buena que digamos. Aún con esa salvedad, me han gustado mucho estas dos escenas exteriores que copio a continuación:

"El veraniego atardecer llegó lentamente. El sol se hundió tras una recortada línea de árboles en la lejanía y el cielo se tornó pálido. El crepúsculo era lánguido y suave. Había una luna llena, muy blanca, y sobre el horizonte se cernían nubes bajas púrpura. La tierra, los árboles, las casas rurales de paredes sin pintar se iban oscureciendo lentamente. A intervalos, unos suaves relámpagos veraniegos estremecían el aire. Singer lo observaba todo atentamente hasta que la noche hubo caído, y su propia cara se reflejó en el cristal ante él."

"De nuevo en la calle, vio que las nubes habían tomado un color púrpura profundo, rabioso. En la quieta atmósfera flotaba un olor a tormenta. El vívido verde de los árboles de la acera parecía penetrar furtivamente en el aire esparciendo un extraño brillo verdoso en la calle. Todo estaba tan silencioso y quieto que Jake se detuvo un momento para husmear el aire y mirar a su alrededor. (...) Retumbó el seco y metálico estampido del trueno y el aire se enfrió súbitamente. Grandes cortinas plateadas de lluvia calleron silbando sobre el pavimento. Y la avalancha de agua le cegó."


Yo ví llover así algunas veces, no muchas.