Bueno, uno propone y la musa dispone, que yo me senté a la computadora para escribir alguna reflexión original y al final me puse a leer un reportaje al escritor sueco Henning Mankell y terminé subiéndolo a "Visiones", y ahora ya son la una de la tarde (es curioso que se diga así y no "es" la una de la tarde) y no me voy a quedar encerrado todo el día adelante de este aparato adictivo, así que copio abajo una parte de ese reportaje, un comentario sobre Mankell, y dejo el link por si a alguien le interesa leerlo entero. Yo, se lo recomiendo. Hasta mañana.
El periodista le pregunta por su último libro editado en español, "El Chino", y Mankell comenta:
"Me parece fantástico que China salga al mundo a hacer negocios con países del Tercer Mundo. Eso es bueno. Pero empecé a ver que, a la larga, los chinos tienen una suerte de dimensión colonial en sus modales. Es decir: los chinos son muy racistas. Los chinos van a Africa y tratan muy mal a los africanos. Es un problema. Lo he visto. Y eso es lo que me preocupa. Y por eso escribí el libro. No sé si es un hecho, pero yo levanto el dedo para alertar: ¡Cuidado! Ya veremos si tengo o no razón. Creo que es importante hablar sobre lo que está haciendo China. El problema con China es que dice: nosotros no interferimos con la política de su país porque no dejamos que nadie interfiera con la política de nuestro país. Eso es malo porque, supongamos que hoy hubiera una dictadura militar en la Argentina. Ellos vendrían y dirían: nosotros sólo hacemos negocios, no nos importa. Les importa un comino que haya una dictadura o lo que sea. Es algo problemático."
Los signos de los tiempos
Por: Osvaldo Aguirre
El arte narrativo de Henning Mankell tiene el sello de la gran tradición del género policial. En el cruce del relato de enigma y la novela negra, la saga de Kurt Wallander repone un principio clásico: contar una historia es reconstruir un orden de acontecimientos en el que cada detalle resulta necesario. Pero el cuidado por la construcción de las tramas no resultaría tan eficaz para atrapar a los lectores sin el realismo con que se despliegan las investigaciones y su ambientación en el marco de la sociedad y la historia contemporánea. El trabajo policial, dice Wallander, también consiste en "interpretar los signos de los tiempos", porque esos signos están inscriptos en las maneras y las razones por las que se cometen crímenes.
Sobre esa base, Mankell introduce recursos menos convencionales –el humor, una exploración de las relaciones familiares– y elementos que son su aporte personal. El propio Wallander, para comenzar, pero también el planteo del relato como una constelación de sucesos y personajes cuya figura se proyecta adelante y atrás en el ciclo del personaje. La vida privada del comisario de Ystad, historia secundaria pero persistente, termina por ser tan atractiva como el cauce principal de cada intriga. El padre de Wallander, ese anciano senil concentrado en la pintura de un cuadro, o su hija, Linda, son igualmente inolvidables. "Antes de que hiele" aprovecha de modo notable esa novela familiar con la iniciación de Linda como policía, episodio que por un lado dispara una serie de recuerdos y reflexiones para iluminar novelas anteriores y por otro reformula las claves del oficio: el valor de lo inesperado, la apelación a la paciencia y la observación, la meditación sobre la verosimilitud, ese viejo problema de la ficción al que Mankell le da varias vueltas de tuerca: "los policías no creen, quieren saber", dice, y la experiencia enseña que lo inverosímil, a veces, no es sino efecto del silencio y la mentira.
El sentido de Wallander no se agota en su saga. Más que en la literatura norteamericana, el género policial parece tener hoy su centro en la europea: Petros Márkaris, Fred Vargas, Donna Leon (norteamericana residente en Italia) y Arnaldur Indridason. Una corriente en la que Mankell es una de las principales influencias, y su mejor exponente.