Otras veces miro a mi hijo y me descubro yo. En un gesto, en una postura, en una mirada me descubro yo, y me perturba, porque no quiero que mi hijo sea yo.
A veces pienso si a mi hijo le pasará lo mismo, si me verá a mí cuando se mira de reojo y se agarra distraído, y otras veces pienso si mi padre vería a mi abuelo cuando se miraba de reojo en el reflejo de la puerta cancel.