(y a mi no me importa mucho que digamos)

jueves, 15 de septiembre de 2011

UN PARECIDO ESCALOFRIANTE

En su libro de 1996 “El Último Don”, en el capítulo “Hollywood / Las Vegas, 1990”, Mario Puzo describe el funcionamiento de las loterías estadounidenses, y no exagera nada. Dice:

“Al cabo de veinticinco años los planes y los sueños del Don se estaban haciendo realidad. El juego era ahora una actividad respetable y, por encima de todo, cada vez más legal. Se habían creado incluso toda una serie de loterías estatales mediante las cuales el Gobierno estafaba a los ciudadanos. Los premios se extendían a lo largo de veinticinco años, lo cual significaba de hecho que el Estado jamás pagaba el dinero sino tan sólo los intereses de la suma retenida, y además la gravaba con impuestos. Menuda faena. Don Doménico conocía los detalles porque su familia era propietaria de una de las empresas que llevaban la gestión de las loterías de los distintos Estados a cambio de unos elevados porcentajes sobre las ventas.”

Y yo lo leo ahora y se me ponen los pelos de punta, porque lo que está describiendo Puzo funciona exactamente igual que las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional que dejaron como herencia los gobiernos neoliberales de los años '90 ( la del Banco de la República Oriental del Uruguay incluída), a las que nadie le interesa eliminar...