(y a mi no me importa mucho que digamos)

martes, 26 de octubre de 2010

LAS PALABRAS Y EL SILENCIO

SOLILOQUIO DE FRAY FELIPE
fragmento de novela inédita de Jaime Monestier

“…la noche anterior lo había desvelado la idea de que a pocos meses de nacer ya los hombres comienzan a cruzar sonidos o palabras entre ellos, y así van creciendo y conquistando más palabras, y por más que entienden casi todas siempre hay una infinidad que desconocen; además siempre hay alguna por nacer, lo mismo que la gente, que servirá cuando nazca para designar el objeto o cosa de circunstancia que le dará sentido, tan ricos son los corpus, siempre en movimiento, pero siempre más limitados y cortos que la vida; y llegó a la conclusión de que segundo a segundo, en todas las lenguas nacen palabras para nombrar lo nuevo, cosa o circunstancia o hecho que antes no existía o no había sucedido. Pero también en todas las lenguas mueren segundo a segundo montones de palabras, porque dejan de usarse, o porque muere aquello que era razón de su existencia o porque nace otra que la sustituye; y muchas veces sucede que una palabra muerta resucita mucho después, cobra vida y vuelve a circular como una nueva moneda de entendimiento, aunque quizás con otro sentido o parecido. Si, da miedo pensarlo, siempre me ha preocupado eso de San Juan: “En el principio fue el Verbo” –yo, profesor de teología, me pregunto qué coño es el Verbo para haber existido antes que el hecho o que la cosa que designa-, que en todos los textos que he leído cada palabra requiere otra u otras que la expliquen, y que así se llega a una definición concéntrica, definición sobre definición o definición de definición, y una envolviendo a la otra hasta el infinito, porque eso fue lo que por prudencia calló Buda cuando se le preguntó por Aquello: ‘Maestro, qué es Aquello’, y quedó callado como una mula, claro, qué iba a decir de ese otro lado: quedó callado, porque el silencio contiene todas las palabras…”