(y a mi no me importa mucho que digamos)

jueves, 24 de diciembre de 2009

LA LITERATURA DEL FUTURO

¿Cómo será la literatura del futuro si las cosas siguen como van? Ojalá que los Dioses del Olimpo nos amparen, pero viendo cómo cada vez hay más publicidad en todos lados, temo que dentro de un tiempo comenzaremos a leer cosas como ésta:

UN DÍA EN LA VIDA DE ALEJANDRO “VASCOLET” FERNÁNDEZ

Por Mario “Aspirina” Oliveira

Alejandro estiró el brazo y apagó el despertador Ferretti de un manotazo. Se desperezó con ganas, forzando al máximo las costuras del saco de su pijama Harrigton sin que éstas se resintieran en lo más mínimo, tal como le había prometido el vendedor. Apartó el acolchado Alondra y se sentó en su cama Bedtime, se calzó las Pantuflas Gante (“las que calzan como un guante” –recordó sonriente el slogan), y se dirigió directo al baño. Prendió su estufa James Quartz Premium, corrió una hoja de la mampara Gamadecor, estiró la mano, abrió el grifo Deca de su ducha, y fue quitándose la ropa mientras la cerámica Portobello se empañaba con el vapor del agua caliente. Colgó su pijama del perchero Gama, se quitó sus slips Wrangler y su camiseta Hering, los puso en el canasto Atma para la ropa sucia, y dejó una muda limpia pronta sobre la tapa Blogspot de su sanitarrio Ferrum. Luego se metió al duchero, tomó la pastilla de jabón Astral y comenzó a enjabonarse concienzudamente mientras silbaba ese jingle de chorizos Centenerio que tanto le gustaba. Aplicó champú Sedal Liso Perfecto a su cabello, se enjuagó y luego se aplicó la crema de enjuague (también Sedal Liso Perfecto ya que Alejandro, además de ser un hombre coherente, odiaba los rulos). Volvió a enjuagarse, y mientras con una mano cerraba la canilla, con la otra buscaba su toalla de baño Ñanduty. Se secó concienzudamente y se aplicó desodorante Rexona Cristal acción duradera en sus axilas. Luego, se paró frente al espejo de su botiquín Glatz y buscó el spray de crema de afeitar Bic for men
(y así….)

Ojalá me equivoque, ojalá me equivoque, ojalá me equivoque, quieran Dios y todos los Santos del Cielo que me equivoque, por favor, no quiero tener razón, quiero estar equivocado, quiero estar equivocado, por favor, por favor… (en el cine esto pasa desde hace años, aunque el asunto es más sutil).