(y a mi no me importa mucho que digamos)

jueves, 29 de octubre de 2009

CUESTIONES DE MARKETING

El viejo Nieves le puso a su hija el mismo nombre que su suegra, por tradición, por compromiso, y porque su mujer lo tenía podrido. Nunca nadie pensó en que la muchacha se iba a terminar llamando Blanca Nieves, y mucho menos que iba a poner un lavadero. Pero bueno, la vida tiene esas cosas. Así fue.

Por su parte, Karina y Roberto juntaron plata y se compraron el quiosquito que está en la esquina de Miguelete y Bulevar Artigas. Al princpio no trabajaban mucho, pero poco a poco fueron levantando y en determinado momento alquilaron la casa de al lado y ampliaron. Entonces al verlo tan grande, Roberto empezó a decir que tenía un "maxi quiosco". Y un día llamaron a un pintor de letras para que les hiciera un cartel nuevo y tuvieron que elegir un nombre para el comercio. Se rompieron la cabeza durante todo un fin de semana, consultaron a amigos y familiares, y al final se decidieron por llamar a su comercio "Ka - Ro", por las sílabas iniciales de sus nombres. Y entonces vino el pintor y les sugirió quitar la palabra "quiosco", porque lo que tienen es más bien una especie de mercadito.

La cosa es que al final, el negocio luce un precioso cartel que dice "Maxi Ka Ro", y uno pasa por ahí y mira ese cartel y no se anima a entrar porque le da la sensación de que no va a encontrar nada muy barato, sino todo lo contrario. Pero bueno, lo que los ha salvado a Karina y a Roberto es que la mayoría de la gente ni siquiera mira el cartel, que si no...

Y para terminar por hoy, tenemos a este buen hombre que talvez se fundió por demasiado sincero, cuando la policía comenzó a atar cabos y sargentos sueltos y se dió cuenta de que el tipo realmente vendía chorizos envenenados; lo que me hace acordar a un vino que vendían en mi otro barrio, que se llamaba "La Revancha", y yo nunca me animé a tomarlo porque a lo mejor lo hacía un bodeguero peleado con el mundo y rencoroso todavía.